martes, 21 de marzo de 2006

Los perros de Tíndalos I: Desmontando a Eich-Pi-El


Parece difícil encontrar un lugar y un momento tan poco evocador para la creación de mitologías como la América de la primera mitad del siglo XX. Sin embargo, resulta que fue una fuente inagotable de extraños panteones, muy alejados de la tradición literaria que venía produciéndose hasta el momento. Por supuesto, estas creaciones en su momento no pasaron más allá de la novela pulp de baja estofa para inmaduros y clase media-baja en general. Nos estamos refiriendo al Conan el Bárbaro que surgió de las ensoñaciones etílicas y misóginas de Robert E. Howard en la cama de cualquier burdel de carretera, al Tarzán de los monos (un dios de la selva) que imaginó Edgar Rice Burroughs tras sufrir una sobredosis severa de novelas de Haggard y su Quatermain y, por supuesto, al entonces naciente género del cómic de superhéroes, dioses asexuados que caminan sobre la Tierra.
Pero sobre todo nos referimos al recluido de Providence, a H. P. Lovecraft: el niñito que creció bajo las faldas de la neurótica de su mamá, porque papá estaba siempre de viaje comerciando, su mamá, a la que se le había ido la cabeza al convertirse en una señora bien venida a menos, la que siempre le decía lo feo y torpe que era, la que le abrazaba y le atemorizaba contándole historias terribles del resto de la gente, el crío quebradizo y paliducho que jamás creyó en Dios porque le parecía muy aburrido a pesar de lo que le repetía mamá una y otra vez, el nene al que siempre le aterró la visión del mar que tenía frente a su casa y cuya voz estridente resultaba inaguantable, el chaval solitario y rarito que escribía columnas de astronomía que nadie leía en el periódico local, el tío desagradable que redactaba decenas de cartas a sus conmilitones de gustos literarios, y todas de noche, porque durante el día no se encontraba bien, el racista hijo de puta que casi creía que los negros se reproducían mediante huevos, el hombre escuálido y grotesco que malvivía a base de colaboraciones en una revista de ciencia-ficción, el joven Edipo que se casó con una doble de mamá que le aguantó dos años sin consumar el matrimonio porque el sexo le daba miedo, Eich-Pi-El, que era como firmaba sus epístolas, siguiendo el rollo a los que decían que él mismo formaba parte de las historias que escribía, el que un día murió a base de pobreza, cáncer intestinal, soledad y anonimato en el hospital de Providence, de donde apenas salió en toda su vida, con cuarenta y siete años.
¿Cómo puede ser que alguien tan plano, gris y aséptico llegara a crear una cosmogonía de horror que marcara a todos los autores del género que vinieron tras él? ¿Cómo logró acongojar con sus cuentitos a todas las generaciones que surgieron tras la II Guerra Mundial? ¿Cuánto miedo no pasaría el niño de mamá bajo sus faldas para imaginarse esas historias tan originales (en su momento) y asfixiantes? ¿Cómo pudo crear un infierno en la tierra y localizarlo en un paraje tan impresionante como Nueva Inglaterra? Preguntas, preguntas…

H.P. Lovecraft, escritor y genio pasado de revoluciones, es el principal impulsor de Los mitos de Cthulhu, ciclo de cuentos y novelas que revolucionó el género de terror a principios del siglo pasado.

12 comentarios:

Antonio dijo...

Bueno, no intento dar una respuesta precisa, pero a finales del XIX en América hubo una crisis por no tener un imaginario (religioso, cultural)propio sino directamente heredado de los peregrinos de Plymouth. Esto desembocó en una búsqueda general de la identidad americana, y entonces aparecieron Whitman, Poe...hasta H.P. (y en adelante)

Pablo dijo...

¡Por Crom! Si el perro ese del infierno tuviese a bien asomar su cabeza de petrimetre por Cinmeria, se la rebanaríamos, después de sacarle los ojos con una cucharilla y habérselos hecho comer de la mano de un negro al que la astrología se la trajese al pairo.

Ctchulu es un blandengue.

Mr. Kaplan dijo...

Sin duda que Lovecraft buscaba una identidad. Se tiró los últimos años de su vida investigando la historia de Providence (cómo no). Pero no sólo buscaba su propio origen, sino el de su misma obra. Alianza ha publicado (como el resto de sus escritos)un ensayito titulado "El horror en la literatura", conciso y que ofrece un aspecto inédito del Lovecraft friki que podría imaginarse vistas sus narraciones

Ayoze García dijo...

Aquí hay una lista de grupos de rock inspirados por Lovecraft: http://www.hplovecraft.com/popcult/music.asp
Falta Blind Idiot God, un grupo de rock instrumental.

Ayoze García dijo...
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Mr. Kaplan dijo...

Bienvenida sea la aportación de las bandas influenciadas por HPL. Las dos entregas restantes de Los perros de Tíndalos van a tratar sobre la traslación de las historias de HPL a otros medios. Mañana más, pues.

GANZUAS dijo...

Hola de nuevo Sr.Kaplan me está resultando muy entretenido su blog así pues he decidido ponerle un enlace desde el mío.Quede enterado.
Por otra parte me gustaría saber de donde saca usted el tiempo para hacer este tipo de cosas ya que le presupongo un hombre atareado. Sin más que decir(de momento), reciba un cordial saludo.

Mr. Kaplan dijo...
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Mr. Kaplan dijo...

Mi nunca lo suficientemente ponderado con justicia señor Ganzúas:
Me place sobremanera que entre efluvio etílico y efluvio narcótico preste parte de su tiempo a este humilde servidor. No se cuánto podré mantener a las musas atareadas con mi labor hercúlea, pero eso no es menester suyo ni mío.
Y sí, no tengo tiempo ni para mamarme con usted como Dios manda desde que se nos cayeron los dientes de leche. Sólo le pido que aguante hasta mayo para acabar abrazados en la calzada mientras el coche limpiacalles nos llena de agua purificadora. Quicir.

Anónimo dijo...

Como dijo Vargas Llosa (y este va a ser mi única referencia cultureta)el lector lee porque hay en él una frustración vital, un deseo de vivir otras vidas y un deseo de poner en orden este caótico mundo.
Es decir leemos porque no comprendemos la vida, pero el arte no da soluciones plantea problemas por lo que en definitiva no sirve mas que para ser completamente conscientes del caos personal donde vivimos.
Fantástico todo un optimista el señor Llosa,en cierto momento él llega a decir que no ha vivido un vida plena...Metete en mi vida y lo discutimos!!!

Anónimo dijo...

Por cierto y perdón por mi falta de educación. Enhorabuena por el blog no esta nada mal, es entretenido y plantea debates.
Sigue así (parezco un profe!)

Mr. Kaplan dijo...

Hombre, nene, ya se te echaba de menos... Interesante tu aportación del libro como amortiguador de la frustración de todo hombre. Pero no sólo la literatura, sino también el cine, la música... El problema viene cuando la peña se conforma con el pibón que canta gilipolleces mientras se lubrica (y nos lubrica) en el vídeo musical de turno. Es decir, el problema es el nivel de frutración que la peña es capaz de percibir. O el problema somos los que creemos que la felicidad está en buscar el nivel cultural más alto, porque en realidad tenemos un nivel de frustración mayor y sólo se nos ocurre eso para disimular nuestra desazón. Joder, qué chapa te he echado, nene, perdona...