jueves, 19 de julio de 2007

Dos que se van


Anoche, motivado por una conversación anterior, decidí escuchar con tranquilidad un disco que hacía tiempo que no le prestaba atención. Hacía meses que no visitaba el universo de King Crimson, quizás porque no necesitaba ya su densidad musical, quizás porque estaba un poco saturado de su críptico sentido artístico.

Comencé por el primero, el majetusoso -nunca mejor dicho- In the court of the crimson king (1969), con su aplastante solemnidad, sólo rota por 21st century schizoid man, para luego seguir con el desconcertante Islands (1971), en el que, ya para siempre, King Crimson se convirtió en Robert Fripp y viceversa (aunque luego se añadiría a esta equivalencia Adrian Belew, pero ésa es otra historia). La verdad es que son dos discos totalmente diferentes. Mientras el primero inauguró por sí solo el rock progresivo, el segundo era el reflejo exacto de lo que había supuesto el cambio de formación: las fronteras estilísticas se hacían laxas por momentos, mezclando todo en uno jazz, música sinfónica, rock progresivo, ruidismo... Es, sin duda, la etapa menos conocida del grupo y, con toda seguridad, la más infravalorada. Robert Fripp, Boz Burrell, Peter Sinfield, Ian Wallace y Mel Collins sólo grabaron juntos este disco en estudio, pero su actividad en directo fue portentosa, con directos demoledores basados en unas improvisaciones que emparentaban al grupo con una suerte de jazz excéntrico y pasado de revoluciones.

Mientras escuchaba Islands, la canción, comencé a bucear en Internet en busca de más información acerca de los componentes. Y, justo cuando el tema llegaba al clímax, encontré, para mi sorpresa, que Burrell -bajista y cantante, fundador de Bad Company- y Wallace -batería, que llegaría a grabar varios discos con Bob Dylan- habían muerto en 2006 y 2007, respectivamente (Burrell en su casa de Marbella, para más señas). Justo el tiempo que hacía que yo no escuchaba al grupo. Supongo que es una tontería, pero lo cierto es que enterarme de ello me dio bastante bajón, aunque sólo fuera por pensar en todos los buenos momentos que me ha dado el escuchar su obra.

Creo que no hay mejor homenaje para ambos (a pesar de la tardanza) que poner aquí dos canciones interpretadas por ellos mismos. Sobre todo la primera, Islands, me parece de lo más adecuado. La otra es su interpretación en directo del 21st century schizoid man, el clásico por antonomasia de la banda.