1. Primera idea tras verla: en esencia, es una versión corregida y aumentada de Mullholland Drive. En cuanto al espíritu, no al contenido. Más llevada a los límites. Donde allí seguías el hilo durante media película, aquí te has olvidado de buscarlo al cuarto de hora (y no conviene olvidar que Inland dura una hora más que la ya de por sí extensa Mullholland). Si en ésta había diez momentos sobrecogedores, en aquélla hay mil. Si en Mullholland te morías de miedo en un instante en concreto (el monstruo escondido), aquí hay cuatro aún más espeluznantes. Si te confundías con realidad y sueño, prueba en Inland a mezclar varias realidades, varios sueños, varios tiempos, varios espacios. Una y otra vez. Repetimos. Y encima te cuela unas cuantas de las escenas más intensas que he visto en mi vida (al estilo de la escena de la prueba de guión de Mullholland o la del Club Silencio)
2. No sé de qué coño va, es cierto, pero sí sé (lo veo, vamos) que todo tiene sentido, aunque no lo conozca aún, como en sus obras anteriores, lo que obliga a descubrirme ante semejante bestia de la naturaleza. ¿Recordáis la sensación que teníais al ver Primer? ¿Esa placentera impotencia de ser incapaces de seguir lo que os contaban? Pues aquí elevadla al cubo y a lo mejor os aproximáis.
3. Vi la película en los Verdi (Metro Canal). Vale. Cuando iba por Alvarado aún notaba los latidos del corazón acelerados. En serio. Jamás me he cagado tanto. Y eso que he visto unas pocas pelis de terror. Pero claro, ¿qué es ese terror al lado de la posibilidad que ofrece Lynch de sumergirte en una pesadilla conscientemente?
4. A pesar de no saber de qué va, insisto, y como acostumbra este tipo, despierta en ti los mismo conceptos de siempre. Bondad absoluta, maldad absoluta, redención, sacrificio, soledad, confusión, angustia.
5. Absolutamente obligatoria la opción de verla en cine. Qué sonido más devastador. Si os decidís a ir, no dudéis en decírmelo.
6. Si buscas entretenimientos convencionales y fáciles de digerir, ve una de Ron Howard. Si quieres una tormenta de sensaciones extremas irracionales, llamad a Lynch.
7. Seguirá pasando con Lynch como con el Cherry Coke. Preguntadle a alguien al que no le gusta este director sobre Inland Empire y dirá "puta mierda". Preguntadle a alguien al que le gusta: "Gloria bendita", responderá.
[Claro que yo sería el único que diría eso en referencia al Cherry Coke].
Seguiré escribiendo cosas al respecto, pero por ahora vale.
PD: Por si no ha quedado claro, en mi opinión ver esta genial película es una experiencia única. He dicho.