martes, 9 de mayo de 2006

No existe el adiós

Este post se estaba haciendo esperar, pero tenía que aparecer tarde o temprano, sobre todo si tenemos en cuenta de que se trata de uno de mis cómics favoritos, si no mi favorito. Si el Acme Novelty Lybrary de Chris Ware (próximamente por este blog) es considerado el Ulises de la historieta, Adiós, Chunky Rice sería, sin duda, El Principito. Y es que no sé qué tienen ambos, cómo pueden llegarte tan adentro con un simbolismo tan naif. Donde antes había jóvenes infantes, zorros y baobabs, ahora tenemos a una tortuga y una rata, no se sabe a ciencia cierta si amigos y amantes, que tienen que poner punto y final a su relación cuando la primera, merced a su instinto inevitable, ha de emigrar lejos de la rata. Lo demás son recuerdos de momentos pasados, de intimidades demasiados intensas para ser olvidadas y alegrías que se convierten en demasiado tristes al ser recordadas. De paso, el comic se fija con dolor melancólico e intensidad desoladora en la historia de un secundario en principio irrelevante, el casero retrasado mental que alquila la habitación a Chunky. Su historia de fracasos, de amistades inocentes rotas en la infancia por la brutalidad del mundo adulto, la historia de su perrita Pisotones... Todos estos detalles son de una emotividad tal que su recuerdo sigue acojonándome ahora, en mitad de la redacción, mientras escribo esto.
La historia, ya lo he dicho, es impresionante; el dibujo, de una efectividad demoledora; y la lección, muy sencilla: "No existe el adiós, Chunky Rice".

Adiós, Chunky Rice, la obra primeriza del autor de la popular Blankets, Craig Thompson, es un relato de inocencias no perdidas, sino rotas de forma abrupta y que te deja en la boca el dulce sabor del dolor que nunca termina de irse. Es imposible de encontrar hoy en día en las librerías, así que pedídmelo o bajáoslo, porque es una auténtica maravilla.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

es oír Chunky Rice y se me pone mal cuerpo.Es de lo más bonitO que he leído nunca,y de lo más triste(entre comillas).El final está totalmente integrado con el mensaje y por lo menos alivia un poco.No me había emocionado tanto con una tortuga y una rata desde las tortugas ninja y el maestro astilla.

Y Blankets es mucho más extenso,por lo que no es tan directo como Chunky,pero es una maravilla.Y bastante duro,claro.
(Por fin me lo devolvieron,así que en cuanto se lo deje al Nene te lo paso).

GANZUAS dijo...

Blankets se puede encontrar en la red, pero Chunky Rice de momento no, así que pasármelo, y de paso lo cuelgo para que todo el mundo lo admire.

Mr. Kaplan dijo...

Lo peor de todo es que contribuí a que se acabaran las existencias de Chunkys cuando compré un ejemplar que me costó un huevo encontrar a alguien que, años después, aún no lo ha leído. Cómo me jode ese tipo de cosas

Pablo dijo...

Me gustaría que me lo dejaras.

Eso de regalarle a alguien un cómic, libro o disco que para ti tiene un significado esepcial y que no lo lea... es para estamparle la cabeza contra el suelo.

Hölderlin dijo...

Yo también me apunto a la lista de préstamos, aunque ya no me siente a la derecha del pater.

Hölderlin dijo...

(y II) A menudo recuerdo nuestro regreso del Valle del Lozoya y tu comentario de que ibas a abstenerte de salir de marcha hasta terminar los exámenes y la memoria y tiemblo sólo de pensar lo que ha podido ser tu primera salida nocturna post-Bruselas y en qué se puede estar convirtiendo un Kaplan tras esa temporada de sequía. Ignoro si estarás sumergido en una bañera de gintonic o si habrás sufrido alguna indeseable resaca entre los ratos que dedicas a inmortalizar a Simancas o a Estopa.

Mr. Kaplan dijo...

Créeme que los motivos de mis ausencias post-manneken son míos y muy míos, querida hölderlin, justificados e ineludibles. Pero compaginaré, vive Dios que compaginaré

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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