lunes, 1 de mayo de 2006

Dos por el precio de uno (II): A la mierda con todo


El día antes de marchar hacia Bruselas me armé de valor para ver la última película que me había comprado: Grupo salvaje. Mi gusto por Sam Peckinpah nace de los tiempos en que estalló la fiebre Tarantino, en la que todo lo que era violento molaba. De ahí hubo que recurrir a la Historia para descubrir que lo de Pulp Fiction o Reservoir Dogs era bueno, pero no novedoso. La primera película que vi fue Perros de paja, en la que me encontré con un Dustin Hoffman muy diferente al que, en aquellos tiempos, sólo conocía de cosas como Rain man. Esta película era el sueño de todos aquellos que nos veíamos como apocados o enterrados en un marasmo de convenciones que arrinconaban nuestro espíritu. La violencia era en este caso tratada con detenimiento, a cámara lenta en muchas ocasiones, una roja catarsis, un "llevarse a todo por delante sin importar las consecuencias" que me resultó original por su sinceridad, tan extraña de ver en el cine.
Y la segunda que vi fue Grupo Salvaje. He de reconocer que no me enteré de nada la primera vez que la vi. La segunda empecé a comprenderla. Así sucesivamente. Esta última vez me ha maravillado. Y supongo que, cuando cumpla 30 tacos, comenzará a ser la película de mi vida sin discusión. ¿La razón? Pues no sé, pero creo que es la película de la madurez por excelencia.
Cuánto desarraigo debió sentir Peckinpah en vida, qué poco debía interesarle lo que le rodeaba cuando rodó lo que rodó y como lo rodó. Sólo he visto en cine algo semejante, por paradójico que resulte, en el cine de Malick. En esta ocasión, cuando llegué a la escena del poblado mexicano al que acuden huyendo de Robert Ryan, no pude evitar recordar que el carácter bucólico de esos minutos era el mismo que desprendía El nuevo mundo. Otra vez el buen salvaje, otra vez la vida sin civilización como único modo de escape (tema recurrente en este blog pero de un modo totalmente inconsciente, advierto). De hecho, el personaje más despreciable de toda la película es ese Zapata de palo que negocia con los alemanes (la civilización), un salvaje reconvertido en hombre de occidente, un caín sin salvación.
Por ello, por cómo ese hombre ha mancillado el regalo que tenía (no pertenecer a la civilización moelna) es por lo que los hombres de Pike se ceba con él y los suyos. El grupo salvaje es un puñado de renegados de la sociedad, que no tienen cabida en ella ni la necesitan, pero que no pueden huir de ella, esta sociedad les perseguiría por mera soberbia. Saben que están condenados, que no tienen hueco en ese tiempo en el que aparecen ya hasta los automóviles y toman la decisión. De hecho, ya la tomaron cuando marcharon de aquel poblado indígena (una de las escenas más conmovedoras que he visto jamás), pero la tortura de la que es víctima uno de los suyos (da igual que sea el más conflictivo de ellos) es sin duda el detonante.
Sólo queda por vivir un último contacto con una mujer, lo único cierto en sus vidas, y mirarse a los ojos:
- Es hora de irse.
- ¿Por qué no?
Nunca siete palabras encerraron tanto significado. Nunca las miradas y las palabras que pueden tener lugar en diez segundos pudieron llenar tantos tratados sobre la naturaleza humana.
Ya sólo quedaba el fin de la huida. Ya sólo quedaba la gloria.
(Se nota que me gusta, ¿no?).

The wild bunch, la obra maestra de Sam Peckinpah está protagonizada, como ya se ha dicho, por Robert Ryan, pero los que de verdad se llevan la palma son William Holden y Ernst Borgnine. Todos ellos dinamitaron hasta sus cimientos el género del western. A su lado, Sin perdón no es más que un gran epílogo, pero nada más (que conste que también me encanta).

5 comentarios:

GANZUAS dijo...

Pues casi que estoy por llamar a mi padre y que escriba él aquí, pues se ha devorado varias veces las películas de Peckinpah. Yo por mi parte no tengo recuerdos de Grupo salvaje más allá de los rótulos. Un poco de Pat garret y Billy the Kid(creo que en el digital plus). Y bueno, Sin perdón está muy bien, pero no me transmite lo mismo que el spaghetti u otros clásicos.

Anónimo dijo...

Grupo Salvaje es Grupo Salvaje,pero Quiero la cabeza de Alfredo García,Duelo en la Alta Sierra o Pat Garret y Billy el niño también son muy grandes.
Que tal los extras del segundo dvd?

Anónimo dijo...

Grupo Salvaje es inmensa, aunque es cierto que la primera vez que la ves no entiendes nada. Yo creo que lo mejor es el careto que ponen cuando ven el primer coche y ven que ellos han quedado completamente desfasados (y por lo tanto se van a putas !es algo lógico!).
En plan violencia mola más Quiero la cabeza de Alfredo Garcia (duelo en la alta sierra no me convenció mucho).Patt Garret y Billy the Kid solo mola por la canción de Bob Dylan. Luego esta la balada de Cable Hob (no sé escribe asíi pero bueno) que es toda la melancolía de grupo salvaje pero sin violencia, en fin también muy recomendable

Anónimo dijo...

Bueno se me olvidaba, para mi Sin Perdón es una maravilla deudora por una parte de Peki, pero no por ello peor.
Esa definición que se usa de western crepuscular además de una horterada es algo para justificar un genero ya agotado

Mr. Kaplan dijo...

Pero desde luego que la denominación sirve plenamente para definir esta peli. A mí lo que más me gusta es la completa sensación de "me la suda todo y quiero acabar con todo lo que me jode". Y Ernst Borgnine y William Holden son la hostia.