miércoles, 19 de abril de 2006

Kaplan se pone duro (II): Lo mejor de lo peor


Cuando éramos pequeños, íbamos al cine sin importarnos en absoluto aquello que nos disponíamos a ver. Las Tortugas Ninja, Colmillo Blanco, cualquier tontería nos valía. Sin embargo, a todos nos llegó un momento, un punto de inflexión en el que nos replanteamos si aquello a lo que estábamos asistiendo merecía la pena, es decir, un primer contacto con nuestro sentido crítico. Pues bien, a gran parte de nuestra generación hubo una película que nos abrió los ojos de forma descarnada. Su nombre no ofrecía lugar a dudas: Street Fighter, la última batalla.
Basado en uno de los más populares videojuegos de la época, este film estaba guionizado y dirigido por Steven E. de Souza -por lo que podemos incluirlo ya en lo que se llama cine de auteur-, guionista de (pásmense) La Jungla de Cristal o Commando. La historia cuenta cómo William Guile, coronel de los EEUU, (interpretado por Van Damme con un insólito desprecio macarra hacia el espectador) comanda las tropas que combaten al general Bison en la remota región de Shadaloo (toma ya). Este general está encarnado por el bueno de Raul Julia en la que fue su última película (moriría al terminarla). Se encontraba gravemente enfermo de cáncer, lo que no hace sino acrecentar el patetismo de la película: su cara es la de un enfermo terminal y nunca aparece sin la característica gorra del personaje para no mostrar los estragos de la quimioterapia en su cabello. Bison controla un ejército no mayor de cincuenta hombres desde una base militar que más bien parece un almacén medio derruido que -nadie sabe por qué- tiene una enorme campana en el centro. Su intención es la de crear un ejército de superhombres que le ayuden a conquistar el mundo. El primer ejemplo de esta nueva raza es Blanka, un amigo de Guile al que mutan a base de un liquidillo que parece sacado del quimicefa y unas imágenes dignas de Impacto TV. El experimento, comandado por el científico Dhalsim (un indio que, de buenas a primeras, aparece calvo cuando se ha tirado la mayor parte del metraje con pelo), convierte a Blanka en una especie de Axl Rose pasadísimo y pintado de verde que acojona tanto como avergüenza.
Este hecho cabrea mucho a Guile, que jura vengar a su amigo. Pero no estará solo. Le acompañarán Kylie Minogue -lo juro- con una cara de no saber qué coño pinta en medio de semejante cosa, Ryu y Ken (dos tíos que van de guays e intentan vender a Bison un cargamento de rifles que disparan pelotas de tenis en vez de balas) y una pintoresca unidad móvil de televisión formada por una karateka, un luchador de sumo y un boxeador -lo vuelvo a jurar- que también están cabreados con Bison, aunque no sé por qué. De hecho, la karateka llegará a dar una somanta de hostias tremenda al pobre general, que se estaba tomando un daikiri vestido con una bata de seda, unas pantunflas y (en efecto) una gorra militar. Por último, tampoco podremos olvidarnos de los dos capos del crimen en Shadaloo, Sagat -un calvo tuerto mariposón- y Vega -un español (o así) mariposón-.
Todo esto conforma un cóctel de bizarrismo friqui (que se permite incluso guiños a Godzilla y Good Morning, Vietnam!) que no ha tenido en estos años un competidor que merezca siquiera la comparación. Especialmente reseñables son los depósitos de cadáveres con minirradares, los decorados de la base de Bison que se tambalean al rozarlos, el ataque final ¡en una lancha! (quizás porque no tenían dinero siquiera para alquilar un avión) y, last but not least, el momento en que Bison se cae encima de unos ordenadores, le dan calambre y, por ello, adquiere el poder de volar y lanzar rayos (“es magnetismo superconductor, supongo que lo conocerás”, le explica el chicken a Guile).

Inolvidable de principio a fin, truñazo clásico imperecedero, su visión es obligada desde ya (bajáosla, pedídmela, robadla, ¡haced algo!). Para abrir boca os dejo con unas citas rescatadas para la ocasión:

Bison: “Esperaba enfrentarme [a Guile] en el campo de batalla, un caballero guerrero frente a otro, en un respetuoso combate… Sin duda le habría partido la columna… ¡Raaah!”.

Bison: “Sólo quiero crear el perfecto soldado genético. No por el poder, no por el mal, sólo por el bien. Exterminarán cualquier credo, cualquier nación…, hasta que todo el planeta esté bajo el principio de la paz bisónica”.

El luchador de sumo: “Soy sumo, hermano, mi cuerpo puede estar en un sitio y mi mente en otro”.
El boxeador: “Pues la próxima vez que se vaya de paseo dila que traiga una pizza”.

Un enviado de la ONU: “¿Ha perdido el juicio, coronel Guile?”.
Guile: “¡No, ustedes han perdido los huevos!”.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

"!Ustedes han perdido los huevos!".Amén kaplan
Hay momentos para la posteridad,como cuando Bison empieza a volar y dice algo como "por el poder de Satán".Dios,me estoy emocionando solo de pensar en el corte de manga o aen Van Damme pasando de Cammy cuando se pone a llorar...

Voy a preparar un post sobre la peli que me has puesto los dientes largos.

Anónimo dijo...

Ayer mientras iba en metro recorde a Gile intentando hacer hablar a blanca y me enmpecé a descojonar yo solito. Me alegro la vida, el último regalo de Raul Julia es una obra maestra del humor que sirve también para hacer la prueba del siete para todos aquellos que van de culturetas y no saben disfrutar de estas pequeñas joyas porque creen que la vida es seria. Morir payasos (gestualmente estoy haciendo un corte de mangas al más puro estilo Van Danme)

Mr. Kaplan dijo...

Y encima tienen los cojones de dedicar la película al pobre Juliá, panda de miserables. "Vaya con Dios", le dicen los muy desgraciados... Qué poco respeto por la vida humana.
No obstante, vuelvo a la tesis sostenida en el post de os vikingos: una peli es buena, aparte de por sus características formales y su calidad, por el nivel de diversión y placer que proporciona. En este último aspecto, Street Fighter se merece estar entre mis pelis favoritas sin discusión

Pablo dijo...

Van Damme me deprime.

Mr. Kaplan dijo...

Pablo infeliz

Anónimo dijo...

Una cosa,poniendome frikipollas,¿quien podría dirigir la segunda parte?Uwe Bol no cuenta,claro.
Yo pondría a los Broken Lizzard,los de supermaderos.

Pablo dijo...

Será que no la he visto...

GANZUAS dijo...

Os propongo un juego, poneros Street Fighter de nuevo, a ver quién es capaz de ver los cables que sujetan a Raúl Julia. Por cierto esta película está rodada en el salón de mi casa, y por eso, merece la pena. Y también por ver a un Ryu y Ken paletos y cuasitercermundistas.

Mr. Kaplan dijo...

la vi ayer en mi casa y anteayer a trozos en casa de dafaka, y lo de los cables es acojonante. cuando guile le da la hostia final a bison y le estampa contra las teles se ve al pobre julia que, en vez de describir una parábola más o menos coherente, va subiendo y bajando por unos cables indisimulados. es verdaderamente descomunal, porque justo antes de estrellarse los cables hacen una V que ya es el descojone total.

Mr. Kaplan dijo...

Y Pablo, siento la sequedad, pero yo tb odio a van damme salvo por esta obra impresionante de desvergüenza y falta de complejos total

Mr. Kaplan dijo...

Por cierto, fíjense en el cartelito que ilustra el post, tan patético como la película: se repite una de las fotos (no tuvieron pelas para hacerle más al vandamme) y otra está al revés, como demuestra el tatuaje de la bandera de EEUU invertida