


Esto que tenéis aquí es el llamado copo de nieve de Koch, espero que comprendáis más o menos su funcionamiento. Lo curioso es que si trazamos una circunferencia que una los tres vértices del triángulo cuando n=0, la figura jamás logrará superar el diámetro de dicha circunferencia, por muchos triangulitos que se vayan añadiendo. Por si alguno de vosotros aún recuerda los límites de matemáticas, tiene algo que ver. Algún día os lo explico con cervezas de por medio. El caso es que esta figura me vino a la cabeza cuando salió a la luz la conversación de Suárez Trashorras que reveló El País hace unos días. Además de dejar en bragas una teoría que llevan dando pábulo un patético calvo que se tapa el cartón de forma lamentable y con extrañas aficiones mingitorias, y un enano coñón gangoso, resentido y retorcido desde hace ya años; además de eso, decía, ha descubierto de forma más o menos directa que todo este andamiaje responde en realidad a una operación comercial que les permita ocupar todo el frente del centro derecha de los medios españoles. Asqueroso y miserable.
Pero lo peor de todo es que los consumidores de esa información contaminada rechazan la evidencia y prefieren lanzarse a saco al fango, liarse la manta a la cabeza y mantener en pie una maquiavélica teoría conspiratoria ya derrumbada, porque no quieren saberse equivocados, malpensados y, peor aún, derrotados.
Y lo cierto es que esta teoría del 11-M puede permitirse el lujo de seguir a pesar de todas las verdades con las que choque. El copo de nieve de Koch que es esta gran mentira puede seguir ocupando el espacio que encierra la circunferencia que se dibujó en Leganés, porque a su público les place conocer más y más conjeturas a pesar de que éstas siempre bordeen el surrealismo. En aquel suicidio colectivo se cerró el grifo de lo que pudiese conocerse, pero dejó un espacio amplio para la especulación que, desde El Mundo y la Cope, llenan con ahínco y sin prisas con ayuda de un paleto como Trashorras, un cretino ruín y esquizofrénico que vendió 200 vivos y que ahora vende y revenderá 200 muertos cuantas veces quiera mientras los adocenados y radicales quieran oírle. Se les cae la baba ante la carne muerta, a los muy animales.